La época victoriana en Europa, particularmente en Gran Bretaña, estuvo marcada por la revolución industrial y el avance del imperio. El comercio global proporcionó los medios para financiar toda clase de progreso en ciencias, artes y economía. Sin embargo, el papel de la mujer en esa época estaba muy limitado. En este blog hablaremos de los roles que desempeñaban las mujeres en la próspera e intensa época victoriana.

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miércoles, 5 de mayo de 2021

Nos sumergimos en la historia de... Mary Harris Smith

        

MARY HARRIS SMITH



                Mary Harris Smith Durante finales del siglo XIX y principio del XX, principalmente en los países anglosajones pioneros en este ámbito, se generó un proceso de incorporación de la mujer a profesiones realizadas hasta ese momento exclusivamente por hombres, por ejemplo medicina, arquitectura, abogacía, o contabilidad. La literatura sobre la historia de las profesiones ha tenido tradicionalmente una perspectiva androcéntrica, recogiendo exclusivamente una visión masculina de su evolución, sin embargo, los procesos de cómo se han ido desarrollando estas profesiones tienen un claro enfoque de género. Así, una característica de este período fue la exclusión de la mujer de las instituciones que otorgaban credenciales profesionales: universidades, colegios o asociaciones profesionales. En estos lugares, el poder del hombre estaba institucionalizado y se impedía el acceso de la mujer al sistema necesario para su cualificación o preparación. 


                    En 1920, Mary Harris Smith fue la primera mujer en conseguir ser miembro de una asociación profesional de contables en el Reino Unido. Desde ese momento, ella obtuvo plenos derechos en una profesión en la que el monopolio profesional lo ostentaba el hombre. Pero el camino no fue fácil ni corto, sus sucesivas peticiones fueron rechazadas durante más de treinta años. Esta reseña está dedicada a mostrar este proceso de lucha por romper el monopolio masculino en la profesión contable.

                     Mary Harris Smith era hija de un oficinista de una agencia de la Marina y solía ayudar a su padre en los trabajos contables que traía a casa. Con dieciséis años, estudió matemáticas con un profesor del King’s College de Londres revelándose como una persona con grandes dotes intelectuales y habilidades, fue, asimismo, una de las primeras mujeres en asistir a clases de adultos de contabilidad. Más tarde, ella comentaba: comencé como contable en una empresa comercial en la City de Londres, donde estuve durante nueve años. Creo que el momento más feliz y orgulloso de mi vida fue cuando el socio principal me hizo responsable de todos los libros relativos a las cuentas, balances, etc.". Posteriormente fue nombrada contador de la Royal School of Art Needlework y, debido a su reputación, recibió solicitudes para realizar auditorías en otras empresas. Comenzó a realizar su actividad profesional por libre en 1887, ofreciendo sus servicios como un "CONTABLE y AUDITOR debidamente cualificada con muchos años de experiencia”. Como profesional libre, en 1887, se planteó solicitar la pertenencia a las organizaciones que representaban a los contadores públicos. 


            Su primer objetivo fue la reciente (creada en 1885) Sociedad de Contadores y Auditores (en inglés corresponde a las siglas SAA) realizando su petición cómo una demanda de igualdad de derechos: ”Basé mi petición en los motivos de 'igual y estatus de igualdad con los hombres. Exigid de mí lo que le requerís a un hombre, y yo lo cumpliré”. Constantemente sostenía que el objeto de su solicitud «no era para ganancia pecuniaria, sino para demostrar que el "sexo más débil" era capaz de hacer tanto en la contabilidad como los hombres".

                La solicitud de Mary Harris Smith fue discutida por el Consejo del SAA y aunque algunos de los miembros eran favorables, el presidente estaba «totalmente en contra del movimiento de igualdad». En la reunión anual de 1888, el presidente informó que había dictamen del Consejo en relación con la cuestión de «una dama (risa) que quería ser un contador público cualificado y que había solicitado su admisión como miembro de la Junta" y consideró que "el momento actual no era oportuno para hacer tal innovación. En consecuencia, la petición fue rechazada en junio de 1888, aunque el secretario de la entidad al trasladarle la decisión la animó a volver a intentarlo el próximo año. De hecho, en los dos años siguientes, distintos miembros de la organización llevaron a debate y aprobación la admisión de mujeres en la SAA pero en ambas ocasiones fue rechazada por mayoría.

            Tras el resultado negativo de la SAA en 1891, Mary Harris Smith volvió a intentarlo en una institución más prestigiosa, la ICAEW (Instituto de contadores públicos de Inglaterra y Gales). En su solicitud, daba detalles de su dilatada experiencia y aportaba avales de respetados profesionales. Además, en la revistas de más prestigio profesional del momento, The Accountants muy cercana a ICAEW, aparecieron artículos apoyando la admisión. El Comité de solicitudes del ICAEW consideró el caso de Mary Harris Smith y determinó recomendar su admisión, pero ésta debería de estar sujeta a lo que indicarán los abogados del Instituto. La resolución de los abogados llegó unos meses después rechazando la petición ya que la normativa del Instituto de forma estricta se refiere a que sus miembros deben ser hombres, puesto que se utilizaba en todo el texto el artículo y pronombre masculino (he o his). 

                Dos años más tarde, la famosa sufragista Emily Davies, que lideraba el movimiento de incorporación de la mujer a la alta educación y a las profesiones y presidía la asociación SPTW (Sociedad para promover el empleo de mujeres), se incorporó a la campaña de la admisión de la mujer al ICAEW. En sucesivos escritos solicitó que le enviaran los requisitos de entrada para dos jóvenes mujeres de la asociación y ponía de manifiesto cómo otras organizaciones profesionales, como los químicos, habían incorporado a su normativa el término – persona sustituyendo a la expresión - hombre. La respuesta del ICAEW fue ambivalente y, aunque en un principio no hubo rechazo, en 1895, definitivamente, negaron la entrada a cualquier mujer en la institución. 

               Mary Harris Smith en su lucha no estuvo sola. Ella fue miembro de muchas asociaciones feministas y se apoyo en ella para luchar por sus reivindicaciones. Asimismo, fue auditora y asesora contable de las más importante organizaciones feministas del momento. Obviamente, esta militancia fue vista por los contables masculinos como una amenaza, siendo percibida como una mujer peligrosa que representaba la intrusión de la "Nueva Mujer" en sus dominios y un desafío al patriarcado. No obstante, también tuvo el apoyo de muchos colegas contables que lucharon dentro de las asociaciones para conseguir, al final, la admisión de las mujeres a igualdad de derechos con los hombres. En 1916, el Consejo de la SAA aprobó la resolución de admitir la inscripción de la mujer en su asociación y en 1920 el ICAEW inscribió a Mary Harris Smith en el Instituto con todos los honores, ella tenía 75 años.


Walker, S.P. (2011) Professions and patriarchy revisited. Accountancy in England and Wales, 1887–1914, Accounting History Review, 21:2 Witz, A. 1992. Professions and patriarchy. London: Routledge

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